Actualmente la sociedad en la que vivimos está soportando crisis contínuas como un enfermo convulso.
De un lado y de otro de la acera social, surgen predicadores que lo único que hacen es marear la perdiz y pescar en el río revuelto de las emociones, pasiones y sentimientos.
Los que más vociferan echan la culpa a los que tienen el dinero y el poder, alardean de honestidad , seriedad, reparto de dinero, administración adecuada, respeto por las opiniones diversas para lo cual usan de todo tipo de métodos sin importarles la descalificación y el descrédito de los demás.
Desde los púlpitos populistas todo parece fácil.
LLegan al poder por esas cosas de la ley del péndulo y sorprendiendo la buena voluntad de las gentes que están cansadas de tanto engaño, administración corrupta e impuestos de todo tipo que los eligen de forma sorprendente.
Desde sus puestos se olvidan del interés general, de las tradiciones y obran como si el chiringuito fuera de ellos incurriendo en los mismos errores anteriores.
Aprovechan para desplegar toda una serie de elementos revolucionarios que al final desembocan en el lugar de siempre y dominando los que tienen el dinero.
Al final, a todos los que desean mejorar el sistema habría que preguntarles:
Qué prefieren:
a.-El capitalimo comunista chino, ruso o cubano o venezolano .
b.-El capitalismo salvaje de aquellos que incluso en las crisis manejan los hilos de las ganancias siendo cada vez más ricos y provocando el aumento de la pobreza en el mundo.
Esa pobreza que unos y otros contribuyen con sus métodos a extender como una maldición para el ser humano pacífico.
Posiblemente los ciudadanos normales debieran de tomar decisiones importantes en el campo social y educativo y mostrar una rebeldía intelectual de la que no estamos sobrados actualmente.
Aquiles
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