Pues parece que después del 27 S nada, todo segiuirá igual.
Declaraciones, declaraciones y más declaraciones, insuslsas, amenazantes, irónicas,pero nada más.
Todos amagando y no danco, y el mazo guardado.
Por un lado está el decepcionante Presidente de la Nación que con su socarronería cree que le van a mantener en la gobernación los gnomos de los consejeros que amasan las encuestas y preparan las elecciones.
Por otro está en el ínclito y hacedor de entuertos del palacio catalán que cada vez que abre la boca produce varios terremotos a su alrededor.
A su alrededor la Justicia con la imputación del Inventor de terremotos para que declara en octubre, el mismo día que se celebra el fusilamiento del presidente Companys, fusilado en su día.
Y todos, unos alegres por la victoria, otros lamiéndose las heridas por el batacazo, aunque siempre hay como el partido socialista que se propone como solución cuando ha sido el promotor del tripartito catalán que ha dado paso a tanto dislate.
Por su parte, los bolivarianos desenterrando políticas trasnochadas y deseando implantar aquí la sociedad cubana y venezolana y sus miserias.
No nos engañemos, aquí lo que interesa es tapar la porquería tras años dulces de poder e ingresos de mordidas y a la sombra de la corrupción ver si algunos se incorporan al sillón por hacer carrera con la caja de la recaudación en su casa.
Triste panorama donde las urnas ocultan las ambiciones y la democracia sufre el peor momento desde la Transición.
Cataluña se despeña y la empujan a ello gentes de muy mal carácter, cansinas, sin dos dedos de frente, ambiciosos, descerebrados y muy pesados por los postulados que esgrimen.
Todo parece responder a ciertas consignas desintegradoras para generar el descontento, la apatía y la desorganización. Después vendrá lo siguiente que es buscar el salvador.
Lo malo de todo ésto es que aquellas gentes que se le suponía poseedoras del famoso seny miran jpara otro lado o no se les espera o llegan tarde, mientras que los más avispados se llevan el pastel.
Por cierto , sólo hay que fijarse en la conducta de la numerosa pléyade de presentadores de TV aque se suben al Ave entre Madrid y Barcelona, sobre todo cuando fracasan en programas de los que esperan obtener pingües beneficios.
Aquiles
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