PAPANATISMO PERIODÍSTICO
Reproducimos íntegramente el artículo que ha publicado Alfonso Rojo, director del periódico digital " El periodista digital" ,en "La Razón" del día 12-01-2016, por su oportunidad y acierto y porque corrobora la opinión de unos pocos ante el papanatismo de la mayoría genuflexa que están vendiendo hasta los calzones con tal de seguir con un postureo genuflexo.
Nada que añadir a las palabras de Alfonso Rojo y sí mucho que reprochar a labajada de pantalones que todos los políticos han realizado a través de los voceros de turno.
Voy a empezar con Gerona, más que nada porque nos llega de allí
Carles Puigdemont, que tantas tardes de tedio va a dar a esta profesión
de la que el nuevo presidente catalán formó parte durante una etapa de su vida. Nadie es perfecto.
La ciudad de la que ha sido alcalde el tal Puigdemont siempre fue Gerona. En los libros de texto,
los mapas, los Episodios Nacionales que escribió Galdós en 1874, en
los planes militares de Napoleón y hasta en El Quijote, aparece así,
con ‘e', aunque ahora escriban Girona hasta los grandes diarios
nacionales.
Igual que ponen Lleida en lugar de Lérida, Ourense por Orense y A
Coruña en vez de La Coruña. Se libra Zaragoza por razones que se me
escapan, pero no tardaran los nuevos zelotes del antiespañolismo en poner Saragossa hasta en las señales de tráfico.
Este travestismo ortográfico resulta hasta chistoso, pero
coincidirán conmigo que refleja bastante bien lo que se ha atontado este
país llamado España, cuan insegura es nuestra sociedad y hasta que
punto hemos perdido el oremus.
La Haya en holandés es Den Haag, los alemanes se refieren a Aquisgrán como Aachen y en serbocroata Croacia es Hrvatska y los periódicos
patrios no hacen funambulismos gramaticales y utilizan, como parece
lógico, las denominaciones que tienen en nuestro idioma. Como escriben
Albania y no Shqipërisë.
Decimos Marsella y no Marseille, Ginebra y no Genève y si algún compañero
de cuadrilla tuviera la ocurrencia de entrar al bar comentando que
viene de pasar el fin de semana en London o que planea irse de
vacaciones a New York, no partiríamos la caja a cuenta del cursi.
Aquí, donde desde las revistas
del corazón a los programas de vísceras televisivos traducen al
castellano los nombres de la Familia Real británica y les llaman
Isabel, Carlos, Enrique y Guillermo, en lugar de Elizabeth, Charles,
William y Harry, resulta que hemos terminado adulterando hasta la
toponimia nacional.
Seguro que a estas alturas ya habrá algún estirado escudándose en la
RAE y habrá encontrado alguna resolución de sus apolillados próceres
respaldando la mutación y el abandono de nuestra nomenclatura, pero
seamos serios.
Tenemos más tontos que botellines y habrá quien considere 'cool'
poner cara de estreñido y decir champán trompeteando los labios para que
suene estirada la ‘ch' o se muerda la puntita de la lengua para que la
‘t' del gin tonic parezca original, pero yo siempre tuve claro que ese
perrito que llevan las ricachonas del tebeo era un pequinés y no un
beijingés.
ALFONSO ROJO


No hay comentarios:
Publicar un comentario