jueves, 30 de julio de 2015

UNA TELEVISIÓN DEPRIMENTE




El ciudadano normal que se sienta ante el televisor tiene dos opciones : apagar el televisor o  seguir viendo algo que no responde a los tiempos que vivimos.

La empresa televisiva se basa única y exclusivamente en la cuota de espectadores y éso le ofrece una amplia oferta de publicidad que mantiene el negocio.

No les importa a estas empresas la calidad, la promoción cultural y el progreso de las sociedades, sólamente  consideran que lo importante es mantener el negocio basándose en darle lustre arrimándose al que manda o bien dándole caña en el caso de que el que ostenta el poder no les dé lo que piden.

No tienen ningún empacho en saltarse el horario infantil.

Aprovechan para realizar adoctrinamientos de todo tipo arrogándose estar en posesión de la verdad y marcando la ruta a la juventud con ejemplos poco edificantes en los propios conductores de los programas que se autoerigen en figuras del papel del escándalo y de la frivolidad.

Los programas del corazón, las tertulias y las propias noticias son un basurero intelectual digno de una película surrealista.

A veces, hay que frotarse los ojos para comprobar que estás viendo un programa hecho por seres humanos y participado por otros  reclutados para aplaudir en ese circo irreverente y manipulado.

Originan el enfrentamiento, le sacan partido durante semanas, sacan las vergüenzas de todos, Los espectadores se prestan de forma descarada por dinero y los guionistas psicólogos vuelven a empezar con un descaro y frialdad que dejan estupefacto al espectador normal que opta por apagar el televisor.

Mientras tanto las leyes no se cumplen y la pantalla tonta sigue realizando su labor de alenación entre los ingenuos y desprotegidos espectadores deslumbrados por los focos del plató televisivo o en suyas casas creyéndose toda la bazofia que le ofrecen.

Tetris

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