VIEJA Y NUEVA POLÍTICA

VIEJA Y NUEVA POLÍTICA

La idea fuerza de varios partidos en el transcurso de esta campaña rara y poco limpia ha sido últimamente de que la vieja política tiene que dar paso a la nueva política.

Esta demagogia que se practica no tiene mucho sentido porque no existe vieja y nueva política, si no una única política de gestión para que los dineros públicos sean administrados con honestidad y eficacia.

La política se ha devaluado porque los gestores han abusado del voto que le han conferido los ciudadanos y han traicionado los sustancial de la dinámica política.

Los nuevos partidos lo que deben dejar claro que no tienen nada que ver con todo el batiburrillo anterior y que van a realizar las gestiones de forma equilibrada y honrada y que cada euro se gasta en aquello que beneficia al pueblo.

Francamente sólo vemos un partido que puede hacerlo con eficacia porque promete reformar todo ñp que no funciona y meter el bisturí en los miembros y órganos putrefactos y ése tiene color naranja, de cítrico con vitamina C.

Por éso, creo que el ciudadano lo que debe hacer, al margen de elegir al que le plazca, es exigir que esas reformas se ejecuten con celeidad y controlar las promesas de los programas, y emplear más las reclamaciones administrativas e interesarse más por el funcionamiento de las instituciones sin dejarse influenciar por los demagogos de turno.

No existe la vieja política , sí los que viven de la política y la prostituyen con sus prácticas delictivas o cuasi mafiosas.

Existe la manipulación de las palabras y el engaño del ciudadano.

Los vendedores de crecepelos deben quedar con los charlatanes de feria en los platós de la basura televisiva y los mercachifles.

Por éso es importante que el pueblo adquiera una educación básica acrisolada y de talla.

Así que ya saben los líderes de los partidos que merecen la pena de ser escuchados: practiquen Vds. la política de siempre: eficaz, honrada, honesta, democrática y respetuosa con los que les eligen.

España necesita personas que ilusiones a sus habitantes, honradas y que no hagan de la política su "modus vivendi".

Aquiles