viernes, 14 de agosto de 2015
LOS MALOS MODOS
Estamos viviendo un momento crítico que señala un cambio de civilización o al menos una evolución hacia otra forma de convivencia.
Si analizamos las diferentes fases por las que pasa un sistema cultural y de vida coinciden en diversas alteracxiones que se dan antes del cambio.
Los gobiernos se desangran porque o bien los políticos que detentan el poder no se dedican a gestionar siempre pensando en el bien de la mayoría,, o acceden a la política una serie de de personas al olor del poder y dejan la grestión a un lado, es decir, su capacidad es nula.
Los valores tradicionales son escasos o se les ataca de forma violenta y despectiva.
Esa mayoría se hace silenciosa por comodidad hasta que despierta del letargo y después se producen los enfrentamientos y situaciones que en muchos de los casos abocan a situaciones comprometidas muy de riesgo.
Aquellos que han predicado la honradez y trabajar por el bien común, cuando llegan al poder, se olvidan de lo que han criticado para instalarse y mullir el culo en el asiento.
Las formas estéticas importan un bledo y todo es monotonía cuando no ignorancia supina acudiendo a modas extrañas y costumbres que no son muy racionales.
La moral y buenas costumbres son dinamitadas en beneficio de una anarquía controlado para derivar a esa masa acomodaticia hacia consumos que benefician a los de siempre pero por otras vías.
Los líderes mundiales se afanan por aparecer blanditos, permeables y populares con tal de arañar votos para mantenerse en el machito.
Los líderes religiosos de cualquier religión tampoco realizan grandes esfuerzos por parecer norte y guía de una juventuda que cada vez cae más en el hoyo de la vida fácil y poco prometedora.
La Ley o no se cumple o se hace con interpretaciones que siempre beneficia al que la transgrede.
Por último, hay como una fuerza inexplicable de inercia hacia el abismo que nadie parece estar dispuesto a detender o hacer frente como si el destino estuviera ya marcado o hubiera un marcado signo de venganza hacia un sistema que lo devora todo y deja a un lado los sentimientos y los valores del ser humano, no digamos los religiosos.
Y los signos cada son más acusados y asombrosos.
Aquiles
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