Hace tiempo escribíamos sobre la necesidad de realizar reformas en España.
Hace mucho tiempo, desde luego, cuando todos, políticos, periodistas y demás personajes en general se encontraban bajo los efectos del snife general que suponía una ola de dinero proveniente del ladrillo y de tras actividades de las que después se derivaron los males de la crisis.
Ahora, casi todos ahondan en la herida de un país que se encuentra encorsetado y que se queja profundamente porque las heridas son graves y las consecuencias peores.
Bietio Rubido, director de ABC publicó en La Tercera del domingo, 16 de agosto de 2015 un artículo titulado: " Cuando vuelvan los tiempos serenos" del que extraemos este párrafo final:
" España necesita reformas. Muchas más de las abordadas en esta legislatura que se agota. Está pendientes una reforma electoral y una educativa que impulsen hacia el futuro a nuestros jóvenes. Como también urge una puesta al día de la eficiencia de las administraciones públicas y la reducción de su tamaño. Y por encima de todo, una revisión honesta de la Justicia, orientada a otorgar mayor calidad democrática a nuestro país. Probablemente, buen número de esas reformas debiera ejecutarse antes que de la Constitución. Son iniciativas para devolver serenidad y concordia a la vida política de España. Justo el ambiente que aporte la ponderación y el equilibrio de los que ahora mismo carece".
Así es y así debería ser. Pero la política española está endemoniadamente metida en un buen lío de ambiciones, despropósitos e ideas descabelladas.
En lugar de ese demoníaco plan de elecciones anticipadas , de esa vorágine de votaciones, de ese baile de siglas, de esa división y de la ambición de unos pocos por ocupar los sillones ante la indiferencia de la mayoría cansada de tanta mentira, debería de abrise un proceso de consenso y de tranquilidad para elaborar un plan de adecuación y modernización de España en todos los sentidos.
Lo pide a gritos la sociedad y el sistema.
Todo lo que no sea sentarse en una mesa de hombres y mujeres cabales para remozar las vías de la convivencia será tiempo perdido y en el futuro una lamentación dramática.
Ulises.
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